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Los estados financieros producidos por el sistema de información financiera, son de responsabilidad plena de la institución que formula los mismos.
Para que los usuarios de esta información tengan confianza en ella requieren de la opinión profesional de un Contador Público. Esta opinión se encuentra en el dictamen del auditor Independiente o en el del Revisor Fiscal, y es el medio por el cual se le imprime el sello de razonabilidad a las estados financieros.
El dictamen del auditor contiene una serie de afirmaciones genéricas que la profesión ha estandarizado, con el fin de darle una uniformidad y brindarle seguridad a los usuarios del mismo. Este ha cambiado muy poco desde la década de los 30', hasta 1988 año en el cual se introdujeron cambios sustanciales en el SAS-58.
En el evento que el auditor no pueda manifestar alguna de las afirmaciones genéricas del dictamen debe efectuar una excepción particular a las mismas lo cual se denomina Salvedades, y genera una opinión calificada.
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