El control interno es un medio no un fin en sí mismo, es un proceso desarrollado por el personal de la organización y no puede ser considerado infalible, ofreciendo solamente una seguridad razonable. Por lo tanto, no es posible establecer una receta universal de control interno que sea aplicable a todas las organizaciones existentes. Sin embargo, es posible establecer algunos principios de control interno generales así:
q Deben fijarse claramente las responsabilidades. Si no existe delimitación el control será ineficiente.
q La contabilidad y las operaciones deben estar separados. No se puede ocupar un punto control de contabilidad y un punto control de operaciones.
q Deben utilizarse todas las pruebas existentes, para comprobar la exactitud, tener la seguridad de que las operaciones se llevan correctamente.
q Ninguna persona individual debe tener a su cargo completamente una transacción comercial. Una persona puede cometer errores, es posible detectarlos si el manejo de una transacción está dividido en dos o más personas.
q Debe seleccionarse y entrenarse cuidadosamente el personal de empleados. Un buen entrenamiento da como resultado más rendimiento, reduce costos y los empleados son más activos.
q Si es posible se deben rotar los empleados asignados a cada trabajo, debe imponerse la obligación de disfrutar vacaciones entre las personas de confianza. La rotación evita la oportunidad de fraude.
q Las instrucciones de cada cargo deben estar por escrito. Los manuales de funciones cuidan errores.
q Los empleados deben tener póliza de fianza. La fianza evita posibles pérdidas a la empresa por robo.
q No deben exagerarse las ventajas de protección que presta el sistema de contabilidad de partida doble. También se cometen errores.
q Deben hacerse uso de las cuentas de control con la mayor amplitud posible ya que prueban la exactitud entre lo saldos de las cuentas.
Debe hacerse uso del equipo mecánico o automático siempre que esto sea factible. Con éste se puede reforzar el control interno.